
Parece que los Goya se debatirán entre Almodóvar y Amenábar, y que ninguno de los dos puede coincidir en las nominaciones porque una de las partes saldrá tristemente perjudicada (sin contar con el resto de las nominaciones a cada vez un mayor y mejor cine español). Y en esta guerra, mientras dure, he de posicionarme al lado de mi ganadora: ‘Mientras dure la guerra’. Es necesario volver a resaltar que cuando hablo de guerra me refiero a que este año compiten dos de los directores españoles por excelencia y no voy a tener en cuenta el resto de las películas.
Nos situamos en España en el verano de 1936 cuando el célebre Unamuno, en ese momento como rector de la Universidad de Salamanca, decide apoyar abiertamente a la sublevación militar. Estando vigente aún el gobierno republicano le destituyen inmediatamente tras hacer público su apoyo económico. En paralelo, el general Francisco Franco comienza una campaña interna durante la sublevación con el objetivo de concentrar todo el mando y control. A través de la mirada de Unamuno, suceden diferentes acontecimientos que harán que este se cuestione su apoyo inicial y sus principios. Dos historias de dos personas en puntos diferentes de su vida y muy distintas entre sí (Unamuno y Franco) que logran entrelazarse cuando ambos mantienen algunos encuentros.
Como todas las películas, ‘Mientras dure la guerra’ tiene sus más y sus menos. Pero esos “mases” son tan grandes que eclipsan a los “menos”. Sales del cine con una sensación de gratitud por lo que has visto, de conformidad. Quizás todo esto se deba, aparte de la gran fotografía, dirección de arte, banda sonora y sublimes interpretaciones, a la mirada tan acertada con la que enfoca el propio Alejandro Amenábar el golpe de estado que aconteció en España en 1936. Un hecho histórico que se ha tratado mucho en el cine, haciendo que nos posicionemos de un lado o de otro, que conozcamos la historia según unos y según otros.
LA PESCADILLA QUE SE MUERDE LA COLA
Amenábar evita los juicios de valor, a pesar de tenerlos, y nos regala un retrato desde la mirada de Miguel de Unamuno (Karra Elejalde). Un retrato de la historia que nos deja claro que “quien no la conoce, está condenado a repetirla”. De hecho, intenta alejar su opinión personal al no centrarse en la figura del general Franco, más bien tratado como un personaje secundario. Este discurso valiente que podemos ver en ‘Mientras dure la guerra’ llega en el momento acertado. Amenábar, como coguionista de la historia y director, no duda en construir puentes entre lo ocurrido en 1939 y 2019 en nuestro país, parece que la guerra no acaba, que no se cierran puertas y que no se hace esa justicia que todo el mundo reclama. ‘Mientras dure la guerra’ recalca eso precisamente: que aún dura.


La película no narra nada nuevo, tampoco cuenta con ninguna sorpresa en esa narración ni nada que nos vaya a dejar con la “boca abierta”, pero sí humaniza e intenta que empaticemos con cada personaje, sobre todo con su protagonista Miguel de Unamuno, que personifica una España contradictoria en sus actos y pensamientos como demuestra ser él mismo. Y, como buen cine (y de Amenábar), se toma ciertas licencias a la hora de plasmar la historia en la gran pantalla. Algo que no se debería criticar en profundidad ya que estamos hablando de un largometraje de ficción y no de un documental.
Dependiendo del punto en el que la veas, puedes interpretar fallos de documentación u omisiones, pero es que no trata de contar la historia pasada. ‘Mientras dure la guerra’ trata de contar la historia actual. Por ejemplo, podemos notarlo en numerosas escenas. Al final de la película, en el discurso de Unamuno en la Universidad de Salamanca, Millán Astray solo es capaz de rebatir su discurso gritando ESPAÑA, con esa Ñ remarcada. Parece que describe el panorama político actual y su discurso. Igualmente, otra escena de la película donde gritan «¡¡VIVA ESPAÑA!!” y Unamuno responde: «y se creerán que dicen algo«. Todo lo que se hace en la película, todas las decisiones que se toman, todo lo que se plasma es “por España”.
LO MÁS POSITIVO
Es importante destacar la ambientación y dirección de arte de la película. Así como otros rasgos que se han nombrado anteriormente, por ejemplo, la banda sonora que nos acompaña, compuesta por Aménabar, es magistral y crea una ambientación adecuada a la historia que se narra. Pero sobre todo es obligatorio que se haga mención a las interpretaciones que dan vida a tres de los personajes de la historia: Karra Elejalde como Miguel de Unamuno, Santi Prego como el General Franco, y Eduard Fernández como el General Millán-Astray.

Karra Elejalde hace una interpretación magistral y consigue que veamos al Miguel de Unamuno que hemos leído, pero esta vez en la pantalla. De una manera descomunal consigue que entendamos la complejidad de un personaje como es este célebre escritor, e incluso consigue se nos haga difícil contener alguna que otra lágrima en algunas escenas. No se puede cerrar esta crítica sin hacer mención al discurso de Unamuno en su acto más valiente en la Universidad de Salamanca al final de la guerra:
«Venceréis, porque tenéis sobrada fuerza bruta, pero no convenceréis porque convencer significa persuadir. Y para persuadir necesitáis algo que os falta en esta lucha, razón y derecho. Me parece inútil pediros que penséis en España«.